Hoy después de mucho tiempo, volví a mirarte a los ojos.
Sentado en la mesa frente a mí pude sentir que aún me afectas, muy a pesar de todo, y en este momento que estoy escribiendo para tratar de desahogar este sentimiento que llevo por dentro, me siento tan blues, tan triste…añorando tu compañía y tus travesuras, en momentos como este en que me haces falta y te extraño. Todo comenzó cuando me presenté en la oficina, cuando recién empezábamos a tratarnos, al empezar este trabajo y me atrajo tu esencia, pude percibir que eras diferente a todos los chicos que había conocido hasta aquel día…
Luego, empecé a avanzar en mi estrategia: fuimos al cine y chateábamos por horas, sentí que tu atención hacia mí era indivisa y que el interés era recíproco, tal vez estaba equivocada, pero de lo que sí estaba cien por ciento segura era de que conocías de mi afecto hacia ti – y como yo sabía que tenías el corazón ocupado por un mal amor, de esos que sólo hacen sufrir – hice un pacto contigo para ser sólo amigos, y todo iba bien, hasta que decidiste – al regresar con la niña de tus desvelos – que no necesitabas más mi amistad, ni mis palabras, me entristecí mucho pero si esa era tu decisión yo no podía hacer más que apoyarte…aunque aquella vez mientras nos remojábamos la garganta después de la película, las Cuzqueñas sentenciaron: “ya te la hizo una vez, y no dudará en volver a engañarte”
Y sucedió.
Y aunque intenté sentirme feliz por tu desgracia no pude. Me quebró el alma verte tan triste y desorientado. Ahora vas a pasar las vacaciones de este semestre en ese estado de incertidumbre miserable que tanto te jode…ésa fue tu decisión. Aunque lo que más me hizo sufrir fue la ligera sospecha de que sólo quisiste conversar conmigo buscando sexo reconfortante. Esa etapa “autodestructiva” por la que dices que atraviesas para “distraerte” me saca de perspectiva. Es que no hay forma de que después de haberte tenido tanto cariño, tanto afecto (que todavía siento) pueda verte como un revolcón de fin de semana. Contigo lo de puta no me sale, no me aflora…yo quiero todo contigo: el amor, el cariño, las peleas, los celos, los abrazos…todo! ¿Me entiendes? Parece que no, y yo no tengo la suficiente desvergüenza como para pararme frente a ti y hablarte de estas cosas con desparpajo y franqueza, a pesar de que siempre hemos podido conversar de todo, sin sonrojarnos…¡Te extraño, carajo! Quiero verte, hablarte, sonreírte, abrazarte…pero no puedo. Esta vez tienes que ser tú quien dé el siguiente paso.
Mostra Charcoal
2 comentarios:
Hola mostrita. Me siento súper identificada con tu caso. Yo también me enamoré en el trabajo y fue un mal amor que no me correspondió como debió ser. Me enamoré y no fue recíproco y ahora creo que lo mejor que pude hacer es evitarlo, por muy difícil que parezca, pero alfinal es lo más sano. Ánimos!
Mostra confundida.
Yo no tuve ni que ir a una oficina.. es mas el fue mi novio por casi cuatro años y lo ame tanto.. hasta que un dia se le ocurrio la fabulosa idea de decirme que lo nuestro se habia vuelto costumbre y que necesitaba alejarse y estar solo.. al mes, lo llame porque aun me sentia mal y queria que volviera, que yo lo amaba demasiado aun.. y puesssss solo? naaa estaba bien acompañado, es mas me habia olvidado desde antes de querer estar "solo".. y sabes, hasta el día de hoy no hizo más que llamar a contar cada tortura que pasaba.. y yo? YO TAMPOCO PUEDE ODIARLO.. pero si, la vida sigue y siempre hay alguien mas especial que se merece que la extrañen y la amen aun mas de lo que una cree.
Publicar un comentario