Sigo siendo tu amigo

Amada amiga:


Así como lo lees, amada amiga, porque lamentablemente eres mi mejor amiga. Y cargar con la culpa de ser tu mejor amigo y a la vez ser la persona que más te ama en este planeta duele, y duele cada minuto de los días. Hace años te conocí, cuando tenías novio, me enamoré en milésimas de segundo, los dos se hicieron mis amigos mientras silenciosamente te admiraba, hasta cuando prendías un cigarrillo, cuando reías, cuando bostezabas, mientras te quedabas dormida. Fue todo un año en el que secretamente me alegraba cuando tu novio cometía un tropiezo, cuando te trataba mal, talvez con la esperanza de que como en una película y mientras tomabas un café, reflexionaras sobre la diferencia de lo bien te yo te trataba y la indiferencia que sufrías de tu enamorado. ¿Recuerdas aquella vez en que algunos chicos te faltaron el respeto por la calle? ¿Recuerdas que mientras tu enamorado se quedaba callado yo les dije que no te faltaran el respeto? Los odié, y te odié a ti porque nunca dijiste gracias, y seguías tanto o más enamorada de ese chico, un chico que no sabía eres la persona más maravillosa que existe en el universo.


Estoy atento hasta cuando prendes

el último cigarrillo

en la última noche.


El tiempo pasó, tuve que viajar por un tiempo y mientras me encontraba lejos me enteré por ti que por fin querías dejar a ese chico, que habías descubierto que él que no era para ti, que él no se daba cuenta de lo importante que eres. Fui la primera persona a la que se lo contaste. “Te espero en el aeropuerto, te he extrañado cojudo”. Fueron las más hermosas palabras que escuché en meses. Mi semblante cambió, y que decir de mi estado de ánimo. Esto era una señal, talvez por fin te diste cuenta que yo podría ser más que un amigo, que sentías la seguridad de que conmigo nada malo te iría a pasar, que lo único que esperabas era ir al Jorge Chávez para verme, para darme un abrazo y decirme lo mucho que me extrañaste, que tontamente no sabias que estabas enamorada de mi y lo demostrarías esperándome del largo viaje, en la puerta del aeropuerto, tan solo para darme un beso, entre lágrimas surcando tu mejilla…


Pero eso no sucedió. Salí de aduanas y lo primero que hice fue buscarte con la mirada. “Seguro sale de entre la multitud para gritarme: ¡sorpresa! pensaste que no iba venir? Nada. La gente poco a poco se fue yendo. Esperé una hora y media, bajo el frío invierno limeño y el griterío de los taxistas que peleaban por llevarse mi maleta. Llamé a tu celular, mientras marcaba el número pensé que talvez pasaba algo malo, mucho tráfico, de repente te fuiste a las llegadas nacionales, es que eres muy distraída, ja … pero no, estabas feliz en una fiesta. “Pensaba ir pero se me pasó la hora, sorry por no avisarte”, que al día siguiente me irías a visitar , que no me preocupe.


El regalito que tenía para ti lo tuve que guardar de nuevo en mi maleta. Me extrañaste sí, pero a tu manera. Fue el momento en que lo supe. No fue necesario que me dijeras que me amas de la misma forma que alguien ama a su hermano, que dijeras que me verás muchos años más, talvez con otros novios, que continuarás yendo a mi casa, a fumar un wiro, a cagarte de la risa conmigo… a dejarte seguir amando silenciosamente por mi. No fue necesario que fueras a buscarme al aeropuerto; tampoco eran necesarias las lágrimas, porque a fin de cuentas, y lo sé más que nadie, sigo siendo tu amigo.



Mostro Horrísono



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1 comentarios:

Kari Moscol

eso me suena tan conocidooooo... parece q esta carta la escribiera mi mejor amigo!!! pero el me dijo que tenia ganas de intentarlo conmigo pero lo q mas miedo le daba no era mi respuesta sino q como me conocia bien si llegamos a estar lo haria cachudo!

 
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