Lácteo desenamoramiento


cajamarca suda melancolía, reposa entre eucaliptos y vacas desnutridas. todos hablan aquí de sus familias, del pogreso y del mundial. cuando hablan los cajamarquinos hay que tomar en serio sus palabras, pero solo miro a escorpio en el cielo pensando que eres cabra y que todos hacen gestos con los géminis. cuando regrese a lima cambiaré mi signo y mi apellido que es el signo del pasado, te llamaré y colgaré al escuchar tu voz. hay cosas que nunca cambian, como el estrepitoso contenido del vacío cuando son las 3 y no se almuerza. son bonitos los quesos aquí, no más o menos ricos pero sí más nobles y risueños. tal vez el alma de cajamarca sea un queso enorme, un lácteo amor por la tierra; tal vez las nubes son solo la nata del cielo que se enfría. tal vez los cajamarquinos estornuden yogurt en secreto y al mirarnos tan forasteros sientan compasión de nuestros mocos urbanos. sus sombreros son altos. ayer me crucé con una familia ensombrerada y al pasar junto a mi mochila, enmudecieron. tal vez huelo a vía expresa, tal vez se me tatuaron las corbatas, ¿será que ya no huelo más a sierra? ¿que todo aquello que me inunda cuando veo un árbol no caer es sólo el rezago de un algo inexistente ya? debe ser por eso que ya no me amas. he cambiado mucho en tantos años. Perdí aquello que te hacía repetir mi nombre en diminutivo y pegar post it en cada rincón del cuarto. no me amas más porque mi olor ha cambiado y las personas lindas con o sin sombreros altos pueden olfatear la muerte que llevo pegosteada. seguiré en cajamarca. soy un gran tipo en potencia. cajamarca lácteo amor, no te incomodes, hay miles de kilómetros entre ambos.

Mostro Pelikanman


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