Sola 2 veces y por 12 años


Querido Juan:

Te escribo esta carta porque a pesar de que nuestros rumbos persiguieron mejor destino hay tanto que quedó inconcluso, tantas mentiras que dijiste y tantas otras mías que tú nunca supiste.

Esta necesidad de escribirte no es por cerrar un capítulo ya que éste se cerró antes de que tú y yo aceptáramos que debíamos terminar; si bien pareció una separación abrupta creo que supimos guardar bien nuestro aburrimiento al disfrazarlo de estabilidad. Pero, como era de esperarse, la costumbre colma y la rutina te obliga a buscar eso que tú y yo perdimos meses antes y que tú tan valiente y cobarde a la vez supiste reconocer.

Yo, Juan, nunca me arrepentiré de haber estado contigo, tú me enseñaste por sobre todo a ser alguien que nunca fui realmente; me enseñaste a odiarme a mí misma por aparentar lo que no era (esa, por supuesto, no fue tu culpa), tú nunca lo supiste pero te cuento que a mí nunca me gustó cómo pensabas, no me parecías tan inteligente como te decía, tu familia no eran tan perfecta como creías, tu soberbia no era madurez y tu aseñorada vida no era divertida.

Yo contigo era lo que tú querías de alguien. Se suponía que yo te esperaba, que no te ocultaba nada y que basaba mi vida en ti y en lo que juntos lograríamos más adelante.

Pero nunca fue así Juan, cuando tú te ibas yo no dormía, yo también me iba a vivir lo que contigo no podía, era yo misma al fin y paseaba por una vida paralela en la que a pesar de estar detrás de una mentira disfrutaba cada momento.

Mi vida no se basaba en lo que tú querías, sino en lo que yo quería para ti y para mí trataba de acoplar mi rumbo al tuyo, cuando debió ser tu rumbo al mío.

Yo fui cobarde al no intentar salvarnos, al dejar que todo siguiera igual porque para mí eso era lo más valioso, mi estabilidad y tranquilidad, no me atrevía a dar un paso importante en mi vida y safarme de tanto hastío. Pero no lo hice y terminamos alejándonos para convertirnos en extraños luego de casi 12 años de conocernos.


Tú notaste todo eso Juan, pero tampoco dijiste nada hasta que te obligué a tomar esa decisión, te acorralé con mi metralleta de manipulación a través de preguntas que jamás me ibas a poder responder y te obligué a pensar que me hacías demasiado daño como para que siguieras conmigo, porque aún pensaba que tenía la sarten por el mango y me podía hacer la víctima y tú el malo de la película, pero pasó eso que en el fondo vi venir y que provoqué, ahora pienso, a tiempo.

Pero te portaste mal, eso es un hecho, cuando te necesité días despúes me ignoraste como si yo te hubiera hecho algo, preferiste tu fin de semana de soltero antes de preocuparte por eso que pasaba por una decision que tomamos juntos. Tú Juan, te portaste hasta el culo, pero lo bueno es que lo sabes.

Cuando llego a este punto recuerdo que pensaba que si me hubieras dicho la verdad (como te lo pedí tantas veces), me hubieras evitado varios tropiezos.


Por todo lo demás gracias Juan, te fuiste con quien debías, alguien que no aparente lo que no es, alguien justo a tu medida. Yo me fui con quien soy Feliz, con quien soy yo y no me limita, de quien ocupo el lugar número uno en su lista de prioridades, de quien sí pienso que en verdad es inteligente, que no tiene una familia que se apuñala, que tiene una forma divertida de vivir en la que yo encajo perfecto con todos mis defectos.

Cuídate Juan.
Chata Mostra

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