E.T.



Quizás todos tenemos a aquel ser extraño con el cual nos hemos encontrado alguna vez. Mi problema es tal vez que los seres que me encuentro son cada vez más extraños, algunos hacen llorar, otros reír, pero creo que, finalmente, todos terminan haciendo daño. No suelo explotar ni reclamar por el daño causado ya que conozco mi patología por lo raro. En este caso creo que ya no pude aguantar porque puedo soportar que me traten mal directamente pero no que se excusen en fábulas maravillosas para justificar el haberse encontrado conmigo.


E.T.:

Nunca quise darte más importancia de la que puede tener acercarse a un extraterrestre cuando tenemos la conciencia alterada. Tampoco pensé sentarme a escribirte esto nunca. ¿Escribirte una carta? ¿Para qué? Eres como un personaje que aparece en los momentos menos esperados de entre la gente. No eres demasiado importante, ni tampoco me llamas la atención de sobre manera. Tu inexplicable parecido a E.T. es quizás lo único que siempre me ha llamado la atención de ti. Eso y que el mundo que me rodea y me conoce no entienda como cada vez que mi conciencia se altera y te ve a lo lejos, me provoque ir a lugares extraños.

Pero es sólo eso nada más, no me es necesario hablar contigo, no me pareces una persona con la cual pueda conversar, eres extrañamente un ser de otro planeta para mí.

Cuando te veo rodeado de gente como tú, quiero irme corriendo, no me da ganas ni de saludarte, ni de estar cerca, es que esa mezcla de arrogancia y timidez de enfrentarse al mundo, no me gusta. Esa mirada como si nada valiera más que ustedes sólo me produce naúseas, corro y me voy lejos. Mi serenidad y, muy en el fondo, ecuanimidad me hacen hacer lo correcto; alejarme y seguir mi camino. Es como si te hubiera puesto una orden de restricción mental la cual certifica que no podemos estar a menos de dos metros de distancia.

Y sí, me produces aquella fea sensación, que me da estar cerca de todas aquellas personas que se consideran superiores en algún sentido a mí, no entenderás por qué te escribo. Además no me caracterizo por reclamar, no me gusta exigir, voy tranquila y sin apuros (más que los de mi cabeza) y lo que hago o no hago es decisión mía, por lo tanto sólo me debo reclamar a mí las cosas que hago que no me parecen.

En ese sentido que mi conciencia alterada haya decidido dejarse llevar por la mezcla de apatía y curiosidad que me producían los extraterrestres no tiene nada que ver contigo, es a mi demencia a la que a veces no puedo controlar.

Pero ¿sabes qué? Hay momentos en los cuales ni mis pocas ganas de reclamar se resisten a decirte que ojalá nunca regreses de tus galaxias extrañas. No soy una persona que expresa demasiado su odio directamente, pero no me da ganas de dibujarlo o de arreglarlo contigo.

Es cierto que soy la primera que se burla de tu parecido a las caricaturas de seres de otros mundos y la que se burla con mis amigos de mis torpes decisiones, pero no te echo la culpa de nada, ni me justifico adjudicando tu demencia, mis amigos tampoco lo hacen, es más, es de mí de quien se burlan. Es por eso que no entiendo qué tipo de comentarios haces, y como es que la gente como tú no se mide y me los hace llegar por los medios más extraños.

Sólo me queda decirte que ya no siento la más mínima estima hacia la gente como tú y que no volveré a acercarme a mundos extraños como el tuyo.

Pequeña mostra

P.D. Demás está decir que le pido perdón al verdadero E.T. por asociarlo, por un parecido físico, a una persona como tú.


Para reconciliarnos un poco con el verdadero E.T. les pongo un fragmento de la pelicula. No todos los seres extraños son necesariamente malos.


Share this post:

Digg it StumbleUpon del.icio.us Google Yahoo! reddit

2 comentarios:

Anónimo

No es correcto que una persona como ese chico sea ET, ET es dulce, bueno y amable, aunque feíto

Anónimo

jajaja si pues, no es correcto! Por eso uno de los objetivos del post era volver a querer al verdadero E.t., tan lindo el... que pena que fue él el que volvió a casa.
Gracias por tu comentario Garabato
un abrazo

 
Copyright 2010 Cartas de una mostra